Al pensar en este género sin duda nos vienen a la mente películas como Alien (1979), The Matrix (1999), A.I. Artificial Intelligence (2001), e incluso algunas sagas aclamadas como: Strar Wars, Jurasic Park, Mad Max, Terminator... La lista de filmes en este género es interminable.
Afiches: Alien, 1979 y A.I. Artificial Intelligence, 2001.
Contrario a lo que podríamos pensar, no todos los filmes en este género son puro efecto y parafernalia. En realidad el género ha tenido un largo recorrido y muchas de las obras en él han revolucionado el cine creando conflictos con un interés profundo. Empecemos por 2001: A Space Odyssey (1968), del director Stanley Kubrick, una película difícil de entender en términos narrativos, escasa en diálogos y que se toma su tiempo al mostrar cada toma. La historia se cuenta en su mayoría al acentuar lo visual con composiciones musicales brillantemente seleccionadas. La estética logra un efecto hipnótico en el espectador mientras se cuestiona la intervención de seres extraterrestres en el proceso evolutivo de la humanidad.
Fotograma: 2001: A Space Odyssey, 1968.
Esta importante película fue la primera en el género que se mostró profunda en la reflexión subtextual que contiene, sin necesidad de dar explicaciones al espectador. Además rompe con los estereotipos de los extraterrestres que en lugar de ser monstruos verdes que quieren destruir la tierra, son una inteligencia superior con otro tipo de cuerpo y su presencia se representa mayormente en los monolitos, un artefacto tecnológicamente avanzado.
Fotograma: 2001: A Space Odyssey, 1968.
Otra obra maestra en el género es Solaris (1972) de Andrei Tarkovsky, que habla de la inteligencia en otro planeta como algo más allá del entendimiento humano, capaz de materializar los sueños. Aunque es quizá la menos favorita de las cintas de este director es una de esas películas que todo amante del cine debe ver, nos lleva a cuestionar viviríamos en una fantasía sabiendo que no es real a través del dilema del personaje protagónico. Al mismo tiempo el director nos sumerge en las relaciones profundas, conflictos psicológicos e imágenes impactantes que lo caracterizan.
Fotogramas: Solaris, 1972.
Este género va mucho más allá de tocar temas futuristas o misterios del más allá y del espacio. Las historias que puede abarcar pueden ante todo hacer que nos cuestionemos nuestro modo de ver el mundo y sobre todo la naturaleza humana y su alcance. Este mes en las salas de cine del país se encuentra una película de ciencia ficción con ese nivel de interés y profundidad: High Life.
Afiche: High Life, 2019.
Claire Denis dirige esta vez un filme que ocurre casi en su totalidad en el espacio. Una tripulación no convencional, compuesta por criminales sentenciados a muerte, viaja al espacio en una misión para recoger la energía de un agujero negro mientras deben cooperar con experimentos científicos sobre la reproducción.
Fotograma: High Life, 2019.
El montaje nos lleva por pequeños momentos de vuelta a la tierra resaltando que en esta película los prisioneros realmente no tienen escapatoria, esta cárcel espacial es más permanente, están solos y a su vez están destinados a estar juntos hasta el final de sus días mientras se dirigen a un agujero sin esperanza. La directora rescata los logros de sus predecesores en el género, es de las pocas en entender que el cine más allá de explicar tiene la función de cuestionar y desafiar parámetros cotidianos.
Fotograma: High Life, 2019.
El comportamiento de los personajes termina cuestionando la naturaleza humana, la libertad, los delgados límites de los instintos y deseos humanos, la finalidad de la reproducción e incluso el concepto de la muerte. Robert Pattinson, Juliette Binoche y Mia Goth forman parte del elenco que crea una experiencia sensorial retorcida y a la vez conmovedora.
Fotograma: High Life, 2019.
Además, la directora se las arregla para construir no solamente un mundo interesante dentro de esta nave, sino que elabora un juego temporal en el montaje y profundiza en los procesos de una relación padre e hija en medio de esta desventura espacial.
Fotograma: High Life, 2019.
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