Hace casi un año, Daniel Reascos -con su cortometraje Cárcel de Colores, obtuvo el primer lugar en el Premio de la Asociación Internacional de Escuelas de Cine y Televisión, regional de América Latina. Dos ganadoras de Europa -una de Holanda y otra de Rumania- y Daniel, por América Latina, fueron invitados -con todos los gastos pagados- por el Festival Fresh Wave de Hong Kong a una visita de 10 días en la cual debía escribir, rodar y postproducir un cortometraje de 3 minutos de duración, en dupleta con un joven director chino. El festival, además, les entregó 3.000 dólares para la realización de cada corto.
Daniel, junto al afiche oficial del Fresh Wave International Short Film Festival de Hong Kong.
Sobre su experiencia nos contó que “Durante los primeros días escribimos el guion junto con Otto, quien es el codirector nativo de Hong Kong; hicimos una breve preproducción para conseguir los actores e hicimos scouting. El rodaje duró 13 horas seguidas con una breve pausa para comer y después la edición fue inmediata. La edición la realizamos en el hotel con nuestras laptops, pero no fue necesario más. El material fue rodado en resolución 4K pero por motivos de tiempo lo entregamos en Full HD. No hubo ningún problema. El cortometraje se presentó en la ceremonia de clausura junto con los cortos que realizaron las otras dos directoras invitadas. Todo salió bien y la experiencia fue increíble.”
Daniel con sus colegas de Hong Kong.
Daniel nos contó que también tuvo alguna dificultad: “el director de Hong Kong con quien trabajé no dominaba el inglés y, además de este hecho, la brecha cultural entre ambos era muy notoria. Claramente yo estaba más influenciado por un tipo de cine occidental que percibía el tiempo de una forma más acelerada. Trabajamos duro para lograr un punto medio entre ambas visiones. No se trató de una gran producción en Hong Kong, porque rodar ahí es muy difícil; el festival se encargó de obtener una visa de trabajo para mí, pues me advirtieron que la policía no es muy amigable con la gente que filma en Hong Kong, pero nunca me pidieron ni siquiera el pasaporte. La realidad de rodar en un lugar tan desarrollado como Hong Kong me impactó pero no me tomó por sorpresa y me parece que supe responder bien.”
El crew completo, durante el rodaje.
Hong Kong, una ciudad moderna y con una industria del entretenimiento enorme.
En su recorrido por varios festivales internacionales, Daniel ha podido conocer también otras escuelas de cine. Le preguntamos por su opinión sobre estas y nos dijo que:
“Las escuelas de Beijing, Rusia y Hong Kong que he conocido son impresionantes. Todas ellas tienen muchísimo apoyo financiero del Estado, una gran diferencia a lo que ocurre en Ecuador. A pesar del gran nivel y de los equipos de última generación que poseen, he visto que los ecuatorianos podemos competir con la creatividad de nuestras ideas en cualquier lugar del mundo. Estoy seguro de eso porque lo he vivido fuera del país. He tenido la oportunidad de ver cortometrajes muy malos y muy buenos en festivales internacionales, pero ahora que estuve a la cabeza de una producción en Hong Kong puedo ver que Ecuador tiene muchísimo potencial, lo que hace falta es empezar a creer que eso es verdad. Incine es una excelente escuela si se la sabe aprovechar. Gracias a muchas de las personas que conocí ahí, y me ayudaron a realizar Cárcel de colores, es que ahora estoy viajando para presentar el cortometraje y vivir nuevas experiencias.”
Mientras hace el ciclo de licenciatura en la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, con la que INCINE tiene un convenio de intercambio estudiantil y docente, está desarrollando el guion de su primer largometraje de ficción; a la par estoy desarrollando tres cortometrajes que piensa rodar en Argentina. “Tengo poquísimo presupuesto para estos cortos que están enfocados en festivales de Europa y Asia pues ahora conozco las temáticas que suelen preferir los jueces internacionales en festivales estudiantiles.”