Por segundo año consecutivo, dos estudiantes de INSAS, la prestigiosa escuela de cine de Bélgica, vinieron a Quito para trabajar durante seis semanas en la realización de un cortometraje documental que les permita poner en práctica su aprendizaje acompañados por estudiantes y graduados de INCINE. Su viaje es parte del convenio de intercambio estudiantil y docente entre INCINE e INSAS. El año pasado dos graduadas de INCINE, Camila Arroyo y Stefany Salazar, estuvieron en Bruselas donde rodaron el documental “Para mi aire”, estrenado recientemente en Quito. En unos meses más, Anais Delgado y Gabriela Giacometti, graduadas el año pasado, harán su práctica en Bélgica.
Durante un día de rodaje en la Plaza Grande de Quito: Santiago Artieda, estudiante de Realización de INCINE, Adrian Pinet, sonidista graduado de INSAS, Gabriel Vásquez, graduado de INCINE y Chloé Léonil, actriz y realizadora graduada de INSAS. No consta Anais Delgado, realizadora de INCINE.
Chloé Léonil, a pocos días de terminar su estadía en Quito, dice emocionada: “¡No puedo esperar para recibir a Anais y Gabriela en Bruselas y seguir la aventura!” La experiencia de hacer un documental, en un lapso muy corto y en un país que no conocía, le resultó muy satisfactoria, aunque corta. En un diálogo con INCINE habló de su trabajo y sus expectativas.
INCINE: ¿Cuál es el tema del documental que están trabajando en Quito y cómo les ha ido en su realización?
Nuestro documental trata sobre la Plaza Grande, desde el punto de vista de los betuneros que trabajan en este lugar céntrico de Quito, no solo de los niños que lustran botas ahí sino también de adultos betuneros que ya trabajaban cuando eran niños en este oficio. La idea es entender cómo el trabajo infantil forma parte de la sociedad ecuatoriana.
Nos tomó algo de tiempo ganar la confianza de los niños de la Plaza y no estar en una relación de cliente potencial; con los adultos fue más fácil, aunque a veces hubo que poner todo el encanto posible para explicar lo que deseábamos hacer. Las personas que pasaban no siempre entendían nuestras intenciones hacia las personas que estábamos filmando; pero hablando, todo fue mejor.
Chlóe, grabando en medio de una manifestación en la Plaza Grande.
INCINE: ¿Cómo ha sido la experiencia de rodar en Quito?
Fue una experiencia muy interesante pero un poco rápida porque hay muchas cosas nuevas que nosotros tuvimos que entender; más tiempo hubiera sido mucho mejor, pero adaptamos nuestro proyecto al tiempo que tuvimos. El otro aspecto un poco complejo fue la seguridad; debimos tener muchas precauciones, aunque nunca nos sentimos realmente inseguros. Pero el riesgo de sufrir un robo, por ejemplo, a veces fue un poco limitante.
Un niño lustra botas, en la Plaza Grande. Foto: Chloé Léonil
Aparte de eso, fue muy fácil rodar en Quito; en Bélgica, para rodar en un lugar como la Plaza Grande, deberíamos haber pedido varios permisos. La mayor parte del tiempo hemos sido bien aceptados, con la cámara y el micrófono, por la gente; el idioma fue un poco difícil a momentos, pero Gabriel, Anais y Santiago nos ayudaron mucho. Lo más interesante fue trabajar e interactuar con ellos; tuvimos suerte de estar tan bien acompañados por los estudiantes y por Camille Rousseau, profesor de INCINE.
Chloéy Adrian, durante el rodaje en la Plaza Grande, típico sitio de concentración de las protestas sociales.
INCINE: ¿Qué les parece Quito y esta experiencia de rodar aquí?
Nos encantó Quito, es muy agradable vivir aquí y tenemos ganas de volver. En la organización de la ciudad, Quito puede tener similitudes con Bruselas: un centro histórico con una gran plaza peatonal en el corazón y muchas iglesias, luego la ciudad que se extiende a lo lejos. Pero, por lo demás, el clima, la cultura y la sociedad son muy diferentes.
El intercambio entre INSAS e INCINE fue una gran oportunidad, muy gratificante. Un momento para probar lo que se aprendió en la escuela de una forma más libre.
La estatua de la Libertad, en el centro de la Plaza Grande. Fotografía: Chloé Léonil.